Situación: la ciudad de Cáceres está situada a 39º29' de latitud norte y 6º22' de longitud oeste, a una altura sobre el nivel del mar de 439 metros. Se encuentra en la zona central de la penillanura cacereña. En sus alrededores el relieve es relativamente suave, sólo se destacan la sierra de la Mosca situada al SO, con las elevaciones de El Portanchito (644 m) y El Risco (664 m) cerca de la ciudad de Cáceres y algunas elevaciones hacia la Sierra de Fuentes, situada a continuación de la anterior.
Hidrografía: sólo aparecen dos ríos, el Guadiloba al norte de la ciudad de Cáceres, que es afluente del Almonte y el río Salor al sur de la ciudad y afluente del Ayuela. Almonte y Ayuela son a su vez afluentes del Tajo. Tanto el río Guadiloba como el río Salor forman sendos embalses, el segundo utilizado para riego.
Litología: los materiales corresponden fundamentalmente al Paleozoico, con dos núcleos importantes de rocas ácidas constituidas por una granodiorita de dos micas con textura porfídica: el macizo granítico al oeste de Cáceres y el macizo granítico de Torrequemada y Torreorgaz. El resto son pizarras del Cámbrico que cerca de Cáceres dejan aparecer formaciones silúricas. Otras formaciones más reducidas que aparecen son los depósitos de materiales diluviales y afloramientos de diabasas y gabros cerca de Sierra de Fuentes.
Edafología: según el mapa de cultivos y aprovechamientos (MAPA, 1982) predominan los suelos del orden Inceptisol. En general son suelos ácidos (pH 5,5 a 6,5), carentes de carbonatos, suelos de bajo potencial agrícola y su principal aprovechamiento es para dehesas. También aparecen pequeñas áreas con alfisoles y entisoles asociados a los anteriores, en la zona central, que son suelos más profundos, que se dedican a labores de secano. Sobre rañas pliocénicas aparecen suelos con textura superficial arenosa o arcillosa, que corregidos dan buenas tierras de cultivo. En los regadíos de Valdesalor aparecen un conjunto de suelos transformados por el riego.
Biogeografía: la penillanura cacereña se encuentra localizada, desde el punto biogeográfico, en el subsector Cacereño, del sector Toledano-Tagano, de la provincia Luso-Extremadurense, de la Región Mediterránea (Ladero, 1987). Según el mapa de las Series de Vegetación de España (Rivas, 1987) toda la penillanura Cacereña queda enclavada en el área de la serie mesomediterránea lusoextremadurense y silicícola de la encina (Pyro bourgaeanae-Querceto rotundifoliae Sigmetum), que tiene como vegetación potencial un encinar de Quercus rotundifolia acompañado de pirúetanos o galaperos (Pyro bourgaeana-Quercetum rotundifoliae), pero que en la actualidad está en su mayor parte o bien sustituido por cultivos de secano u otros cultivos o bien se encuentra adehesado. En pocos casos, fundamentalmente en aquellos suelos que por su pendiente impiden el laboreo o en las cumbres de las sierras se ha conservado el matorral acompañante de estos encinares, en los que incluso a veces los propios árboles han sido eliminados. En aquellos lugares donde el suelo es algo más profundo o por la altitud, las precipitaciones son algo más generosas, los encinares se enriquecen con alcornoques (Quercus suber).
El matorral de sustitución de los encinares corresponde, sobre suelos pizarrosos, a un ahulagar-jaral (Genisto hirstuae-Cistetum ladaniferi) en el que además de la ahulaga (Genista hirsuta) y la jara pringosa (Cistus ladanifer) aparecen entre otros arbustos, labiérnagos (Phillyrea angustifolia), jaguarzos negros (Cistus monspeliensis), jaguarzos moriscos (Cistus salvifolius), cantuesos (Lavandula stoechas) y torviscos (Daphne gnidium). En los berrocales graníticos predominan los escobonales blancos (Cytiso multiflori-Retametum spherocarpae), donde junto al predominante escobón blanco (Cytisus multiflorus) aparecen otras genisteas como la retama (Retama spherocarpa), el escobón (Cytisus scoparius) o incluso codesos (Adenocarpus complicatus). En suelos básicos el matorral de sustitución corresponde a un coscojar (Asparago acutifoliae-Rhamnetum spiculosae) o un jaral blanco (Lavandulo sampaianae-Cistetum albidi).
El uso del suelo según el Mapa de Aprovechamientos y Cultivos (MAPA, 1982) es el siguiente: el 66,2% se utiliza para cultivos de alguna forma y por tanto se labra, el 27,8 lo constituyen pastizales, matorrales y superficies arboladas y el 6% restante corresponde a áreas agrícolamente improductivas, como núcleos urbanos, áreas rocosas o superficies cubiertas de agua (Gráfica 4).
Los regadíos (1,78% de la Hoja) corresponden en una pequeña parte (7,41%) a cultivos hortícolas de consumo local, y la gran mayoría corresponden a los regadíos del río Salor, en los que se cultiva principalmente maíz, pero además aparecen praderas artificiales, cereales de invierno, trigo y cebada, y el tabaco.
El suelo dedicado a la labor intensiva incluye los cereales: trigo (40%), cebada (40%), avena (15%) y centeno (5%).
La labor extensiva corresponde a encinares, alcornocales y plantaciones de eucaliptos. El número de pies por hectárea es, en los suelos más pobres, de 15 pies y el laboreo se repite cada 5-6 años. Se cultivan también cereales, aunque el suelo se utiliza fundamentalmente para ganadería vacuna y lanar.
Una pequeña fracción del suelo agrícola se utiliza para cultivos de frutales de secano, pequeñas parcelas de higueras y almendros, y olivares, que están repartidos por toda la Hoja. Las manchas de mayor extensión de olivo aparecen en las laderas de las sierras de Portanchito y Aguas Vivas (término de Cáceres), la mayoría de fuertes pendientes, en marcos de 8 x 8 m.
Los pastizales, dehesas y matorrales son utilizados a menudo para la ganadería vacuna, ovina y porcina, en montanera. Hay que añadir también algunas repoblaciones de eucaliptos y pinos.
Climatología: La ciudad de Cáceres presenta un clima típicamente mediterráneo con cierto grado de continentalidad. Bioclimáticamente Cáceres aparece en el piso mesomediterráneo, ya que tiene un índice de termicidad de 321,3 (Tormo et al., 1995).
Precipitación: los valores normales muestran un total 509,6 mm., siendo el mes de noviembre el más lluvioso, con 73,8 mm., seguido del mes de diciembre (70,4 mm.), los meses más secos son julio (5,7 mm.) y agosto (5,5 mm.). Las lluvias otoñales (octubre-diciembre=196,3) multiplican por cinco los valores de los meses veraniegos (julio-septiembre=36,3 mm.), en cambio hay poco aumento en las lluvias invernales (enero-marzo=160,2 mm.) respecto de las primaverales (abril-junio=116,8).
Temperatura: la temperatura media de las máximas es de 21,5 ºC, siendo el mes de julio el más caluroso (33,7 ºC), la temperatura media de las mínimas es de 10,6 ºC y el mes más frío es enero (3,2 ºC), la amplitud térmica anual tomada como la diferencia entre los valores extremos anteriores es por tanto de 30,5 ºC, pero la amplitud térmica a lo largo del año, tomada como diferencia entre las medias mensuales de la temperaturas extremas oscila entre 7,3 ºC para el mes de diciembre hasta 14,9 ºC para el mes de julio. La temperatura media anual normal para Cáceres es de 16,1 ºC y la media mensual oscila entre 7,4 ºC de enero a 26,5 ºC de julio.